(La verdad de las mentiras)
La “post-verdad”, una nueva forma de Propaganda y Marketing Político.
Si bien las Escuelas clásica de Propaganda mantienen parcialmente su vigencia, lo nuevo en Propaganda se expresa dentro del marco conceptual del Marketing Político.
El Marketing Político podría definirse como conjunto de técnicas persuasivas modernas, utilizadas corrientemente por el marketing y la comunicación corporativa, que se emplean para influenciar actitudes y conductas de las personas en favor de ideas, doctrinas, programas y/o acciones de entidades socio políticas determinadas que actúan como Factores de Poder o como Grupos de Presión.
Los principios clásicos de la propaganda se aggiornan e integran con estos nuevos paradigmas de la acción y comunicación política.
En elecciones reñidas puede transformarse en el factor de desequilibrio a favor de una u otra de las partes.
En este contexto, en los últimos tiempos se ha instalado una nueva herramienta de Propaganda que bien podría clasificarse dentro del tipo Gris o Negra (1), la Post-Verdad (post-truth).
La post-verdad se refiere a “circunstancias en las que los hechos objetivos tienen menor influencia en la formación de la opinión pública que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal”. En este caso, tiene un uso específicamente político más que una interpretación cotidiana. En palabras simples, le creemos más a los cuentos y las opiniones que a los hechos.
Los aliados perfectos de la post-verdad son la Redes Sociales. Basta con un ‘tweet’, una foto adulterada, una afirmación en Facebook, o un documento falso que circule en las redes, para que los inventos se conviertan en hechos. Ya no sabemos qué creer, ni a quién.
En las recientes elecciones en Estados Unidos hubo amplia evidencia de su efectividad. Trump -y también Clinton- patrocinaron la desinformación, las conspiraciones, filtraciones, mentiras puras y manipulación del público y hasta de los medios. Es así como la elección de Trump como presidente está rodeada de cuestionamientos sobre el nivel de influencia de los rusos, y de la intención oscura detrás de las filtraciones de los correos de Hillary Clinton. Ambos comités de campañas fueron acusados de distribuir falsedades por Facebook y Google, y los organismos de seguridad americanos comprobaron el uso de plataformas falsas para difundir rumores y falsedades.
El Brexit, como se ha llamado la salida del Reino Unido, mediante un plebiscito, de la Unión Europea, es otro caso en el que se utilizó el mecanismo. Los que proponían irse de la unión difundieron con éxito cifras inexactas, afirmando, por ejemplo, que la salida les ahorraría a los ingleses $435 millones de dólares semanales. Con esa sola ‘verdad’, que desmintió la propia campaña del Leave (2) justo después del voto, se cautivó a media población desencantada con la economía británica. Demás está decir que trata de un modus operandi propagandístico que no se limita a Estados Unidos o la Unión Europea. En nuestra región tenemos ejemplos para todos los gustos.
Lo que está muy claro, desde el punto de vista comunicacional, es que se trata de ficciones verosímiles que buscan manipular las voluntades políticas bajo la apariencia de hechos verdaderos y que en realidad no lo son. En el mejor de los casos poseen lo que se llama en la expansión de rumores “dejo de verdad” pero que de ninguna manera puede ser tomada como tal.
Se trata de una herramienta con alto poder destructivo para la reputación de los atacados. El poder de fuego es alarmante por lo que se requieren urgentes medidas regulatorias para atemperar sus efectos.
(1)
Propaganda Gris
Cuando de propaganda de este tipo se trata, el interés de la fuente responsable del mensaje es generar un cierto grado de incertidumbre o ambigüedad en el público afectado acerca de a quién o quiénes atribuirles el mensaje.
Rara vez se usan los medios que la propaganda blanca utiliza, y si lo utilizare, el partido político u organización responsable no tiene un lugar relevante dentro de la diagramación del mensaje.
Citas fuera de contexto o declaraciones que alertan sobre potenciales peligros institucionales o políticos y presuntas manifestaciones, sindicadas como expresadas por el adversario, suelen causar el efecto que se persigue. Las aclaraciones, desmentidas o precisiones pueden resultar insuficientes, poco convincentes o pasar inadvertidas entre quiénes impactó el mensaje original.
Propaganda Negra
Una acción clásica de este orden es la de atribuirle dichos o hechos a terceros o adversarios, a través de los medios de comunicación, que en realidad no le son propios y que si bien luego serán desmentidos ya han causado una suficiente ambigüedad en el auditorio.
La mentira, cuando actúa en forma orquestada, puede aportar un alto nivel de confusión entre el electorado o público meta.
Por Antonio Ezequiel Di Génova
E-mail: info@antoniodigenova.com
WhatsApp al: +54 (911) 5595-9511
- Magíster en Neuro Comunicación (ESCO Universitas – Universidad Católica de Murcia).
- Magíster en Comunicación Corporativa, Protocolo y Asesoría de Imagen (IMEP -España)
- Licenciado en Relaciones Públicas (Universidad J. F. Kennedy – Argentina)
- Posgrado en Identidad e Imagen Institucional (Universidad de Belgrano – Argentina)
- Presidente de REDIRP (Red Iberoamericana de Profesionales de Relaciones Públicas)
- CEO de Antonio Di Génova Group. Consultoría Integral de Relaciones Públicas. Marketing Digital. Prensa y Organización de Eventos.
- Profesor de Grado en la Universidad de Belgrano y en la Universidad Nacional de La Matanza y de Posgrado en la Universidad Nacional de La Plata.
- Organizador del Simposio Internacional de Relaciones Públicas y de la Cumbre Latinoamericana de Relaciones Públicas y Comunicación Estratégica.
- Autor de 7 libros: Global PR; Ceremonial Empresarial; Organización Integral de Eventos; Manual de Relaciones Públicas; Gestión Integrada de Relaciones Públicas, Eventos y Protocolo; Organización de Congresos & Convenciones, Oratoria Neuroexperiencial y Comunicación.