El temor oratorio o a hablar en público es una emoción primaria que se conoce como miedo o pánico escénico y que inhibe considerablemente las habilidades comunicacionales del sujeto. Aflora como consecuencia de pensamientos anticipatorios negativos sobre una situación real o hipotética de tener que hacer uso de la palabra ante un público que se constituye en un auditorio, no importa que sea pequeño o numeroso.
El temor escénico al momento de hacer uso de la palabra frente a un auditorio, está ranqueado entre los 10 peores miedos de la humanidad y junto a él se posicionan miedos relacionados a la oratoria, tales como el miedo a la decepción, al fracaso y al rechazo:
1. Miedo al cambio.
2. Miedo a la soledad.
3. Miedo al dolor.
4. Miedo a perder la libertad.
5. Miedo a la decepción.
6. Miedo al fracaso.
7. Miedo a la miseria.
8. Miedo escénico.
9. Miedo al rechazo.
10. Miedo a la muerte.
¿Qué es lo que más preocupa, qué causa mayor ansiedad o nerviosismo al momento de hablar a un auditorio?
Los temores más frecuentes son:
- Hacer el ridículo, quedar como un tonto.
- Olvidar el material a exponer.
- Quedarte en blanco, olvidarse del discurso, no saber que decir.
- Decir algo inoportuno.
- No saber qué responder ante una consulta del auditorio.
Si los temores están dentro de este rango se trata de síntomas que evidencian cierta glosofobia o fobia social. Se trata de temores que generan diversos síntomas físicos, cognitivos o conductuales y que pueden atemperarse o neutralizarse convenientemente con la técnica y abordaje adecuado.
Glosofobia.
La glosofobia es el miedo a hablar en público. Muchas personas sólo tienen este temor, mientras que otros también pueden tener fobia social, a relacionarse con otros en interacciones cotidianas.
Una persona con glosofobia podría evitar situaciones en las que deba participar en un discurso público, lo que limita su vida social y carrera profesional.
Lo más frecuente es que la persona se sienta preocupada ante la idea misma de hablar en público. En otros casos más puntuales, se pueden observar síntomas físicos como parte de una respuesta del cuerpo al estrés, como ser:
Hiperventilación, producto de una respiración rápida y profunda o por el contrario puede aparecer una sensación subjetiva de oclusión o falta de aires, conocida como disnea, aceleración del ritmo cardíaco (taquicardia), sudoración excesiva (hiperhidrosis primaria) producto de la ansiedad o fobia social, timidez excesiva o falta de autoestima; sonrojo como respuesta emocional por vergüenza, ansiedad o nerviosismo (rubor), voz tensa o temblorosa, reducción de la secreción salival (xerostomía) y otros síntomas.
También existen temores a nivel de lo cognitivo y conductual como ser: expectativa de fracaso (actitud mental negativa); hiperatención autocentrada (no conseguir desviar la atención del foco de la tensión); exageración perceptiva de lo que puede salir mal; temor al fracaso, al rechazo y al ridículo; farfulleo (ritmo acelerado al hablar o atropellamiento verbal); bajo volumen de voz, producto de la timidez; tartamudez por crisis nerviosa; evitación o escape de la situación, etc.
En definitiva frente a una situación de temor el cuerpo se prepara para una reacción de lucha o huida. En ocasiones los síntomas son tan agudos que la persona desiste de hablar en público (huida); por lo general, la persona aun con síntomas evidentes de ansiedad o pánico escénico, enfrenta la situación y paulatinamente, a medida que el discurso transcurre, se normaliza y deja de evidenciar temor.
Consejos operativos y técnicas básicas para evitar el temor escénico:
- Concentrarse más en lo que podemos ofrecer que en lo que podemos obtener.
- Realizar una valoración realista de lo que se espera de uno.
- No sobrestimar la opinión de los demás.
- No subestimar las propias capacidades.
- Evitar expectativas no realistas.
- Preparar convenientemente el tema a abordar. Tanto el contenido como el tratamiento y la organización del discurso.
- Ensayar la presentación todo lo que nos sea posible antes de afrontar el auditorio.
- Concentrarse en el aquí y ahora y desestimar pensamientos negativos o de expectativas futuras desmedidas.
- Realizar una respiración abdominal (la respiración diafragmática lleva gran cantidad de aire a la zona baja de los pulmones, que es la que tiene más capacidad, por ello garantiza una mejor ventilación, captación de oxígeno y limpieza de los pulmones con la exhalación.
- Promover una Actitud Mental Positiva (no evocar fracasos anteriores, enfocarse en el presente y en metas posibles; visualizar el éxito, cargarse de pensamientos positivos; adaptarse al contexto y a la realidad; siempre que sea posible comunicar estados de ánimo propicios para la ocasión y utilizar palabras con carga emocional positiva; mostrarse interesado en el otro, pues la comunicación empática genera buena atracción)
- Perseverar, sostener el esfuerzo a lo largo del tiempo, los resultados en oratoria -como en casi todo en la vida- no se logran inmediatamente.
- Tener sentido del humor, dejarse llevar, no tomarse las cosas más seriamente que lo que corresponde; reírse de uno mismo y de los temores irracionales es muy aconsejable y es una forma de resiliencia.
- En la parte inicial del discurso enfocarse más en uno mismo que en el público, el contacto visual puede resultar intimidante en los primeros momentos de la ponencia, el público está expectante y esa actitud puede ser mal interpretada y generar más tensión. Que los paneos sean generales y ligeros.
- Mantener un ritmo de habla frecuente, calmado, sin apresuramientos; la tendencia al farfulleo es habitual cuando hay máxima tensión.
- Asumir roles que puedan ser desempeñados convenientemente. Representar un rol no quita espontaneidad ni transparencia al orador, por el contrario, permite generar un escudo o máscara con la cual nos sentiremos más cómodos y seguros; el personaje se perfecciona a lo largo del tiempo y se recrea constantemente con elementos personales.
Como verán, parecen y son muchas las cuestiones a tener en cuenta; de todas formas, el mejor consejo que pudiera darles es que se afirmen en sus capacidades o fortalezas comunicacionales actuales -que las tienen- y progresivamente, sin prisa pero sin pausa, vayan perfeccionando el sistema operativo del discurso y la forma de exponerlo.
Por Antonio Ezequiel Di Génova
E-mail: info@antoniodigenova.com
WhatsApp al: +54 (911) 5595-9511
- Magíster en Neuro Comunicación (ESCO Universitas – Universidad Católica de Murcia).
- Magíster en Comunicación Corporativa, Protocolo y Asesoría de Imagen (IMEP -España)
- Licenciado en Relaciones Públicas (Universidad J. F. Kennedy – Argentina)
- Posgrado en Identidad e Imagen Institucional (Universidad de Belgrano – Argentina)
- Presidente de REDIRP (Red Iberoamericana de Profesionales de Relaciones Públicas)
- CEO de Antonio Di Génova Group. Consultoría Integral de Relaciones Públicas. Marketing Digital. Prensa y Organización de Eventos.
- Profesor de Grado en la Universidad de Belgrano y en la Universidad Nacional de La Matanza y de Posgrado en la Universidad Nacional de La Plata.
- Organizador del Simposio Internacional de Relaciones Públicas y de la Cumbre Latinoamericana de Relaciones Públicas y Comunicación Estratégica.
- Autor de 7 libros: Global PR; Ceremonial Empresarial; Organización Integral de Eventos; Manual de Relaciones Públicas; Gestión Integrada de Relaciones Públicas, Eventos y Protocolo; Organización de Congresos & Convenciones, Oratoria Neuroexperiencial y Comunicación.